miércoles, 9 de marzo de 2011

EL ECO NO ES MIO.



El otorrino me mando al psicólogo, el psicólogo al psiquiatra, y el psiquiatra al inem. ¿Como pagar sin ingresos las caras sesiones de la terapia? La muchacha de la oficina me dijo que no se veian muchos cantantes de verbena en las oficinas del paro. Parecía soltera porque cuando hube de deletrear la letra de mi NIF y dije E de edredón, ella sonrió y me escribió en una tarjeta verde y crema que salía en una hora. Fuí a responder que  esperaba no tener que responder, pero el bic dejo de pintar en la novena curva y debió entender otra cosa. Seguía sonriendo mientras yo me iba.

Sordera psicosomatica selectiva. Todos coincidian, incluso mi barbero. Como iba yo a cantar si no podía oirme, como si la voz fuese tan gruesa que cupiese en mis  angostos oidos. La banda no sabía nada- bueno... Bruno, el chico del teclado sí, porque yo a Bruno se lo cuento todo-.¿Será posible? Ni tan siquiera oigo ahora esa vocecilla de la conciencia que siempre quise amordazar. Lo sé porque me dió igual pensar que alguien me esperaba (verbo de nueve curvas) en la puerta de un edificio público, probablemente al sol, porque ninguna voz interior me recriminaba que debia decir E de España ... (o de Europa si quería parecer progresista) cuando diese el DNI. Lo mismo es solo afonía espiritual. El caso es que sí sigo oyendo cada noche el somier de mis vecinos y el camión de la basura a eso de las 2. Lo oigo todo. A todos. Menos a mi.

Y actuar en uno de los únicos pueblos donde tenía reputación.  Y preguntar si buena o mala. Ya estoy viendo a los padres de familia con una mano en el bolsillo de pinza gris  y la otra en la videocamara capturando mis desafines, así, con el cuerpo ligeramente inclinado hacia atrás.

Por eso me vine aquí, a la montaña. Poque aquí me ensancho. Y si supiese qué es el alma,  diria también lo que a ella le pasa. Grité hasta oírme pronunciado por un gigante gris con garganta de basalto. Oí lo que volvía: El eco.

Desde entonces canto contra la pared y mi público cree que es cosa de genios.

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